lunes, 27 de abril de 2015

Un día del libro a destiempo.

Una visita obligada.
El pasado jueves, muy a mi pesar, no pude disfrutar del día del libro. No pisé ni una mísera librería, ni toqué libro alguno.  En vez de entre estanterías, pasé mi Sant Jordi encerrada en una sala durante cinco tensas y largas horas; y no en calidad de detenida, lo que podría haber sido hasta divertido, sino como opositora. Anda que, vaya forma más fea de estropear un día tan bonito.
Pero bueno ahora ya no importa ¿sabéis que es lo mejor de pasar por un trance semejante? Pues ese momento en el que te levantas al día siguiente sabiéndote libre de obligaciones. Libre para hacer con tu tiempo lo que te apetezca: aprovecharlo, exprimirlo o hasta malgastarlo si te da la gana. 

La verdad es que este fin de semana he hecho un poco de todo eso. He vagueado por casa, me he puesto al día con las series que llevo en danza, he retomado sin ninguna culpabilidad mis lecturas, y hasta he recuperado el día del libro que había perdido. 

La única pena ha sido tener que reencontrarme con mis paseos parisinos bajo la lluvia; pero bueno, a esta ciudad me es imposible reprocharle nada, está preciosa en cualquier situación, incluso bajo un aguacero.
Place Paul Poinlevé
El sábado Jean y yo paseamos por el Quartier Latin; bajo las lilas de sus jardines y bajo los árboles que ya empiezan a vestirse de tiernas hojas. Mientras, la cercana Notre Dame, vigiló nuestros paseos y marcó las horas con el tañido de sus campanas.

Rue Saint-Julien le Pauvre
Como veis en la fotografía que encabeza la entrada no faltó una visita a Shakesperare and Co. Allí compré el primero de los libros de mi botín de Sant Jordi, Perfume from Provence de Lady Fortescue. Hacía ya algún tiempo que quería comprarlo y en cuanto lo tuve en la mano, supe que ya no podría dejarlo en la estantería. Volver a la Provenza me haría mucho bien después de la tensión de las últimas semanas; aunque solo fuese a traves de los ojos de una extraña.  No puedo evitar preguntarme ¿atesoró Lady Fortescue los mismos intensos olores a lavanda, a tapenade, a fruta confitada y a calissons que yo recuerdo de mis años provenzales? ¿se enamoró de sus colinas, de sus gargantas y del cantar constante de las chicharras? Si así es, estoy segura de que congeniaremos.

Al salir de la librería arreció la lluvia y tuvimos que buscar un lugar donde guarecernos.  Aprovechamos que era hora de merendar para entrar en The Tea Caddy. Esta es una dirección un tanto secreta; de esas que se transmiten de oreja a oreja entre los iniciados al placer del tea time. Así que si venís a París, y haciendo gala de falta de patriotismo, queréis probar un auténtico salón de té a la inglesa, no dudéis en hacer una visita. 

Scones y crumble de moras que sabían a gloria.
Con la barriga y el corazón contentos, seguimos andando hasta Gibert Joseph en el Boulevard Saint-Michel. Había parado de llover y la gente se agolpaba en las aceras y a la entrada de la librería. Y en Gibert, como no, aumenté y completé mi compra de Sant Jordi. Creedme, lo que no encontréis en estas estanterías amigos, es que casi ni existe. Uno se puede pasar horas y horas rebuscando entre los miles de libros y no sentirse saciado. 

Abarrotado Gibert un sábado por la tarde
Yo me decidí por un título que ya tenía en el punto de mira La partie de chasse de Isabel Colegate, recién publicada por la editorial Belfond en su colección Vintage, y por una autora a la que ya he estado dando demasiadas largas, Muriel Spark. Encontré estas bonitas ediciones de La plenitud de la Señorita Brodie y de Curriculum Vitae y no pude resistirme. 
Como veis en la fotografía del botín, vuelvo a caer en la tentación de la literatura británica. Cuatro de cinco vienen del otro lado de la Mancha. No lo puedo evitar que le vamos a hacer. 


Aunque esta vez, la joya de la corona no viene del reino de su graciosa majestad. Es un canto que viene de América y como pocos la representa. Es Walt Whitman y sus incomparables Hojas de hierba
Como ya os dije en la entrada de mis lecturas de infancia y adolescencia, descubrí a Whitman hace ya más de diez años, de manos de Antonio, el mejor profesor de literatura que pude desear. Compré entonces un ejemplar bilingüe de Hojas de hierba que es el que me ha acompañado, como un buen amigo, durante todos estos años de descubrimiento y aprendizaje.  
Hace apenas unos meses descubrí que iba a publicarse una nueva edición íntegra y bilingüe y, como podéis imaginar, me llevé una enorme alegría. Y aún más cuando vi que el encargado de su traducción y de su estudio introductorio era Eduardo Moga, poeta, traductor y autor de un blog que sigo con delectación.

Encargué mi ejemplar y esperé con impaciencia a que llegase a mi buzón. Días antes de mi primer examen de oposición lo tuve por fin entre las manos. Y Whitman volvió a ser entonces un buen consejero; volvió a hablarme con voz clara y poderosa a través de los siglos, de corazón a corazón, como siempre ha hecho.

Así que no puedo más que dedicarle a él mi día del libro y mi mes de abril. Que sean sus palabras quienes cierren esta entrada y quienes inauguren una nueva y fructífera temporada de A book a day

"A ver, ¿quién cree que un milagro sea una gran cosa?
Yo no sé de nada que no sea un milagro.
Cuando voy por las calles de Manhattan,
o echo un vistazo al cielo, más allá de los tejados,
o ando descalzo por la playa, al borde del agua,
o me paro debajo de un árbol, en el bosque,
o hablo, de día, con alguien a quien quiera, o duermo en la 
cama, por la noche, con alguien a quien quiera,
o me siento a la mesa para cenar con los demás,
o miro al desconocido que tengo delante en el tranvía,
u observo a las abejas que trajinan en la colmena una mañana
de verano,
o a los animales que pacen en los campos,
o a los pájaros, o la maravilla de los insectos voladores,
o la maravilla del sol que se pone, o de las estrellas que brillan,
clavadas,
o la curva finísima, delicada, exquisita, de la luna nueva en primavera:
todo esto, y todo lo demás, cada cosa y todas las cosas, son milagros para mí […]"

PD. Que feliz me hace estar de vuelta.

lunes, 13 de abril de 2015

Una pequeña dosis de D.E. Stevenson: Sarah Morris Remembers y Las cuatro Gracias


Mi conciencia me dice que no tendría que estar escribiendo esta entrada, sino estudiando; pero aquí me tenéis, desafiando al deber y al buen juicio. La "culpa" no es mía sino de D.E Stevenson. En estas tres últimas semanas he leído dos novelas suyas y, aunque una de ellas no me ha convencido, ambas me han ayudado a sobrellevar con alegría las largas horas de estudio. Como sabéis,  me gusta bien poco hablaros de las lecturas que no me convencen, así que hagámoslo rápidamente. 

Publicado en 1967, Sarah Morris Remembers fue uno de los últimos trabajos de D.E Stevenson. En el, la autora volvía a uno de sus periodos predilectos, los años 30 y 40 del siglo pasado. La novela cuenta la historia de una familia afincada en el pueblecito de Fairfield, los Morris: un clérigo rural, su esposa y sus cuatro hijos Lewis, William, Sarah y la pequeña Dottie. Sarah es la encargada de contar en primera persona, a través de sus recuerdos, las vivencias de su familia desde los felices días de la niñez hasta los duros años   de la IIGM.

Vista de Fairfield
Tres son las localizaciones de la novela: el pequeño pueblo de Fairfield donde vive la familia Morris,  Craignethan en Escocia donde residen los abuelos maternos de Sarah y Londres. Estos tres enclaves coinciden con los momentos más importantes de la vida de Sarah y marcan las partes en las que se divide el libro
Las escenas de Fairfield sirven a Stevenson para describir la vida rural inglesa que tan bien conoce y plasma en sus novelas. No echaréis en falta encantadoras descripciones del paisaje y la aparición de personajes pintorescos como los parroquianos y los vecinos del pueblo. Ese es el momento en el que conocemos la infancia y adolescencia feliz de Sarah junto a su familia, sus visitas a los abuelos maternos en Escocia y su encuentro con Charles, el amigo austriaco de su hermano del que se enamora. 
Con el traslado a Londres llegará la guerra y los momentos más dolorosos: la separación de la familia y de los enamorados. Y a pesar de contar con todos estos apetecibles ingredientes, la novela no ha funcionado conmigo.

Stevenson ya había utilizado estas mismas premisas en The English Air, una novela  escrita en 1940 y que si disfruté (en aquella ocasión la protagonista en vez de enamorarse de un austriaco lo hacía de un joven alemán). Pero si allí los personajes parecían creíbles y la trama emocionante, nada de esto ocurre en Sarah Morris Remembers. Los personajes me han resultado terriblemente planos, en especial Sarah la protagonista.  La autora no ahonda lo suficiente en su personalidad, ni en sus relaciones para hacer creíbles después la tristeza y el dolor que siente. Ni siquiera se salva su historia de amor con Charles. Una pareja separada por la guerra, el Londres del Blitz, dos hermanos combatiendo en Francia y la autora no consigue crear la atmósfera adecuada para hacerlo creíble.

Decepción pues tras esta lectura y al mismo tiempo la sensación de que algo se confirma. Creo que D.E Stevenson tiene un don para cierto tipo de historias y situaciones; esas historias que acontecen en pequeños pueblecitos ingleses, donde personajes carismáticos y entrañables viven acontecimientos sencillos y cotidianos.  

Y todo ello abunda precisamente en Las cuatro gracias, la novela de mi reconciliación con Stevenson.
El señor Grace, vicario de Chevis Green un pueblecito cercano a Wandlebury, y sus cuatro hijas son los protagonistas de esta historia. 
Liz, Sal, Tilly y Addie son cuatro jovencitas con personalidades muy distintas:  Liz la mayor es decidida y extrovertida, Sal bastante más tímida y soñadora, Tilly no es muy amiga de relacionarse con los demás y Addie, en el polo opuesto, es independiente y sociable. 
Aún así, pese a sus diferencias, todas comparten ciertos rasgos que parecen cosa de familia: un sentido del humor especial, bastante ingenio y la satisfacción de sentirse a gusto consigo mismas. 
Ya lo dice Liz en la novela: "depende de uno desde el primer momento. O tienes esa cosa misteriosa que te hace ser feliz, que te hace tener interés por todo y ser interesante para ti misma, o no la tienes, y entonces eres aburrida y pesada y nunca estás contenta."

Todas esas cualidades compartidas les serán muy útiles para enfrentar los cambios que la Segunda Guerra mundial trae a sus pacíficas vidas. 
¿Como lidiar si no con un familiar algo insoportable, un militar enamoradizo y un investigador algo patoso que recala en Chevis Green ? 

¿Os acordáis cuando me refería al don que poseía Stevenson para escribir cierto tipo de historias?  Pues en Las cuatro gracias tenéis el perfecto ejemplo. Esta es una de esas historias por las que la autora resulta tan valiosa. Una novela repleta de escenas amables,  en las que los personajes interactúan en el mercado, en la iglesia o en la salita mientras disfrutan de un té o de una lectura compartida en voz alta. 

Esa ambientación cálida y agradable me ha parecido perfecta, y a pesar de que la trama es sencilla, mantiene el encanto y el interés hasta la última página. Aunque estemos en guerra, Stevenson no quiere mostrarnos su parte más oscura y dramática. A Chevis Green apenas llegan los ecos del conflicto, aunque Addie esté alistada en la W.A.A.F y el racionamiento provoque algún que otro enfrentamiento en la pescadería del pueblo. 
En realidad creo que el momento más emotivo de la historia, es cuando el señor Grace debe despedirse de su adorada Sal.
Las hermanas Grace: Liz, Tilly, Sal y Addie.
Es cierto que la atención que da Stevenson a cada una de las hermanas queda algo descompensada. Así las historias de Sal y Liz ocupan mayor protagonismo y las pobres Tilly y Addie quedan muy desatendidas. Pero creo que esta es la única pega que puedo ponerle a la novela. También me ha dado algo de pena no haber reconocido a ciertos personajes que ya aparecieron en los libros de la Srta. Buncle, por eso no creo que tarde en devorar los tres primeros libros de la serie, (Las cuatro gracias es el cuarto pero puede leerse de forma independiente) ¡necesito conocer a todos los habitantes de  Wandlebury!  

Así que ya veis, hechas las paces con la autora, no puedo más que recomendaros Las cuatro gracias Cada vez estoy más convencida de que D.E Stevenson va a convertirse junto a Elizabeth Goudge en mi refugio lector para sobrellevar días tristes o estresantes. 

Un abrazo y ¡muy felices lecturas a todos!

PD. Aquí podeis leer la reseña que hice de The English Air, otra novela de D.E Stevenson ambientada en la IIGM.
PD1. Perdonad que esté tan ausente en los comentarios. Me duele muchísimo no contestaros, pero en cuanto termine los exámenes el día 24, contesto hasta el último de ellos :) 

viernes, 3 de abril de 2015

Notas de marzo

notas, Testament of Youth, Vera Brittain

Otro mes terminado y llega el momento de hacer balance. Lo cierto es que marzo ha sido un mes bastante tranquilo. Muchas horas de estudio, pocas salidas, pocas series (exceptuando Poldark que me está gustando mucho) y menos películas. Vamos, ahora que lo pienso, creo que no he visto ni una.
Menos mal que la escapada a casa superó cualquier cosa. Pude estar en el 58 cumpleaños de mi padre y recargué las baterías con los míos para los próximos meses. Lástima que me he perdido la Semana Santa, no por las procesiones y demás, si no porque estoy viendo las fotos de las monas y se me está haciendo la boca agua. En fin tendré que conformarme con las gallinas, los huevos y demás figuritas de chocolate que aquí también son típicas en Pascua.
En lo que se refiere a lecturas, marzo ha sido un mes bastante satisfactorio. No he disfrutado de ningún Coup de Coeur en toda regla, pero tampoco tengo que lamentar ninguna gran decepción. Ha sido un mes bastante equilibrado, aunque como veis en la fotografía que encabeza la entrada, un libro ha sido protagonista, Testament of Youth de Vera Brittain. Una lectura que me ha acompañado durante tres semanas y como esperaba, me ha emocionado muchísimo. Espero poder hablaros pronto de él en una entrada propia. 

Pero ahora cerremos el mes con algunas notas. 

- La primera tiene para mi un tono triste. France Culture, al igual que el resto de cadenas que conforman Radio France, está en huelga desde el pasado 19 de marzo. Los recortes también han llegado a la radio estatal y está en juego esa excelencia que tantos ciudadanos y oyentes disfrutamos. Muchas de las emisiones más celebres de la cadena han interrumpido su programación: Les lundis de l'histoire, La fabrique de l'histoire, Le temps des libraires o Les temps des ecrivains entre otros. Es cierto que me siento algo huérfana sin ellos, pero no es momento de ser egoísta; no puedo más que apoyar la decisión de los profesionales de Radio France. Ojalá consigan preservar con sus reivindicaciones la radio que hasta hoy hemos conocido. Aquí tenéis el contundente comunicado en el que explican las razones del paro. 

Entrada a la exposición y el cuadro San Antonio Abad y San Pablo
ermitaño,
para nosotros "El milagro "Big Mac".
- La segunda nota es más alegre. El pasado sábado fuimos a ver la exposición dedicada a Velázquez en el Grand Palais y la verdad es que, aunque no nos maravilló tanto como imaginamos, pasamos un buen ratito. Pensamos que los comisarios de la exposición habían conseguido reunir algunos de los lienzos más destacados del pintor sevillano (así es como lo anunciaban en los folletos); pero faltaron muchas de sus grandes obras. Pudimos ver sus primeras naturalezas muertas, muchas de sus pinturas religiosas, algunas mitológicas y finalmente los retratos de la corte española. El gran momento llegó cuando Jean se plantó frente al cuadro que veis arriba. Se queda mirándolo fijamente, yo le miro a él esperando su reacción, y de repente se gira y me suelta: "mira el cuervo como le trae el McMenú". Casi me muero de la risa pero es que es cierto, ¿no me digáis que no parece un Big Mac volador? :)


- Y hablando de cultura, uno de los artículos que más me ha gustado leer este mes, también la aborda. Rafael Agullol titula su escrito: Vida sin cultura y lo cierto es que es material para una profunda reflexión. ¿Para qué leemos? ¿Cómo lo hacemos? ¿qué papel juega la cultura en nuestras vidas? Aquí tenéis un pequeño fragmento especialmente significativo:
"La expulsión de la cultura -o de una determinada cultura: la de la palabra, la de la mirada, la de la interrogación- es un proceso colectivo que afecta a todos los ámbitos, desde los medios de comunicación hasta, paradójicamente, las mismas universidades. No obstante, en ninguno de ellos es tan determinante como en el de los propios ciudadanos, que han dejado de relacionar su libertad con aquella búsqueda de la verdad, el bien y la belleza que caracterizaba la libertad humanista e ilustrada. La utilidad, la apariencia y la posesión parecen, hoy, valores más sólidos en la supuesta conquista de la felicidad."

Os invito a leerlo al completo y ya me contaréis que pensáis.  

- Y como no podía faltar, le llega el turno a la pintura del mes. En este ocasión el elegido ha sido Rob Adams, un pintor que descubrí a través de su  blog y que me tiene conquistada. Cada mes Rob recorre Inglaterra, con su material de pintura a cuestas, en busca de escenas y paisajes que capturar en sus lienzos. Utiliza diferentes técnicas: óleo, acuarela, carboncillo... lo cierto es que me encanta como las maneja todas. Como estamos en marzo, mes de viento, nubarrones amenazadores y primeros brotes, he seleccionado estas dos pinturas.
Esta muestra los últimos días de invierno en la región de los Lagos. Poco a
poco la naturaleza se despierta y el verde va tomando posesión del valle.
Imagino que los habitantes de los cottages van disfrutando de los últimos
días frente al fuego de la chimenea.
Y esta escena urbana es otro de los milagros que de repente observamos
por las calles. Un día sales de casa y el árbol triste que veías
cada mañana, te recibe con una explosión de color y de vida. Primavera bienvenida seas.

Y para terminar, aquí tenéis el repaso de lo leído:



Thomas Hardy, the Time-Torn Man de Claire Tomalin brillante absorbente y conmovedora biografía de Hardy. Un hombre que supo superar los primeros fracasos, hasta convertirse en uno de los autores más aclamados de su tiempo. Novelista casi por obligación, pero poeta en el alma, leer esta biografía no solo permite conocer al hombre, si no introducirse también en ese mundo rural que tan bien dibujó en sus novelas. Sin duda seguiré leyendo las otras biografías escritas por Tomalin.
Brooklyn de Colm Tóibín. Había leído buenísimas críticas sobre Colm Tóibín y en especial sobre Brooklyn; pero desgraciadamente no ha sido tan magistral como esperaba. La novela que protagoniza Eilis, una joven irlandesa que en los años 5o emigra a Estados Unidos, me cautivo en su primera mitad. Pero a partir de ahí perdí todo interés en la historia. Los personajes me resultaron hasta antipáticos y me sentí completamente indiferente ante su futuro. Un 3/5 sobre todo por esa primera parte y la calidad de la escritura de Tóibín.
Mary Barton  de Elizabeth Gaskell (releectura) poco más puedo añadir a lo que ya os dije  en la reseña. No es el mejor Gaskell, pero indispensable para los que disfrutan con la autora.
Confesiones de una heredera con demasiado tiempo libre de Belén Barroso también podéis leer que me pareció en la reseña. Un libro divertido que hará las delicias de los "lectores de tacitas".
Ana la de la isla de Lucy Maud Montgomery solo os diré que es uno de mis libros favoritos de la colección de Ana. Os hablaré de él con calma más adelante.
El rancho de la U alada de B.M Bower Disfrute mucho con este romance ambientado en el lejano Oeste. Ligero, con momentos divertidos y la dosis necesaria de aventura y evasión. Dudaba mucho entre un 3 y un cuatro en goodreads, así que lo dejo en 3'5.
Sarah Morris Remembers de D.E Stevenson, nuevo Stevenson que leo (a ver si algún día le doy por fin el turno a la Srta.Buncle) y esta vez no ha sido una lectura muy afortunada. Me ha resultado muy parecido a The English Air, pero le ha faltado la emoción y el encanto que tenía este. Además hay algunas cosas que me han chirriado demasiado. Os contaré en la reseña.
Testament of Youth de Vera Brittain no voy a adelantar  nada de este. Solo deciros lo mucho que me ha marcado esta lectura. Que bello homenaje hizo Vera a su generación, a todos los que amó y perdió en la guerra.

Y hasta aquí lo que dio de si marzo. Espero que hayáis tenido un buen comienzo de primavera y, como siempre, que estéis disfrutando de buenas lecturas. ¡Un beso!