jueves, 31 de enero de 2013

84, Charing Cross Road

Este libro de apenas unas cien páginas merece estar en la estantería de cualquier lector que se precie. No porque hable de libros (aunque a mi me encantan esos libros que hablan de otros dando montones de buenas referencias y otras no tan buenas) sino porque es una historia real de gente que dedicaba su vida a los libros. 

Un buen día Helene Hanff, una humilde escritora de obras de teatro, decide escribir a la librería Marks&Co, situada en el 84, de Charing Cross Road en Londres, para pedirles libros que es incapaz de encontrar en Nueva York.
A partir de ese momento somos testigos a través de su correspondencia, de la entrañable relación que se establece entre esta empedernida lectora neoyorquina, su librero londoniano y todo el personal de Marks&Co que no tarda en encariñarse con  esa excéntrica mujer americana. Veinte años de cartas de dos bibliófilos que nos enseñan lo difícil que es dar a veces con el libro deseado, la importancia de la generosidad en tiempos difíciles y finalmente el destacado lugar que ocupan los libros en nuestras vidas.

El librito (que se lee en un suspiro) me ha encantado por muchas razones. Primera porque me he pasado toda la lectura con la sonrisa en la cara al leer las expresiones de Helene. Su reacción ante las bellas encuadernaciones que le manda Frank Doel (igualita a la que yo pondría si me mandaran Alba's cada dos por tres) o el disgusto que se lleva cuando este envuelve sus pedidos con hojas de libros viejos son geniales y también el momento en el que decide darle una oportunidad a una novela, ella que solo lee ensayo: 
"Se quedaría estupefacto al saber que a pesar de que no me gustan las novelas he acabado por darle una oportunidad a Jane Austen; estoy disfrutando tan apasionadamente de Orgullo y Prejuicio que temo me sera imposible devolverlo a la biblioteca antes de que me envíe usted un ejemplar".

Pero si hay una frase que para mi caracterice a Helene sería esta: "Necesito tener algo que leer, así que no se quede ahí sentado sin hacer nada (Frank Doel)! Muévase y consígame libros".

Y como no simpatizar con esa anglofilia de la que hace honor Helene! Su confianza ciega en el correo de su Majestad, el momento en el que recibe la receta del Yorkshire pudding o su sueño de poder ir a Londres para encontrar la Inglaterra de la literatura inglesa:
"Un periodista que conozco, que estuvo movilizado en Londres durante la guerra, dice que los turistas viajan a Inglaterra con ideas preconcebidas y que encuentran exactamente lo que buscan. Yo le expliqué que me gustaría ir en busca de la Inglaterra de la literatura inglesa, y me respondió: "Pues allí está, si".

Por momentos me he acordado de otro maravilloso libro epistolar, La Sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey. El intercambio de libros y la Inglaterra de posguerra son dos referentes en ambas historias y también los Ensayos de Elia de Charles Lamb, libro que pide Helene y que lee Dawsey Adams dando así comienzo a la trama de la Sociedad literaria... (?Habría leído Mary Ann Shaffer 84, Charing Cross Road antes de escribir su novela? Me atrevería a decir que sí la verdad!)

Con todos estos ingredientes no puedo resistirme a recomendaros  esta pequeña joya y por si acaso, os recuerdo que la versión cinematográfica con Anthony Hopkins y Anne Bancroft es una maravilla, así que no dudéis en darle una oportunidad en una próxima sesión de cine casero.



Como en cualquier libro que tenga referencias literarias, no he podido evitar hacer mi pequeña lista de libros que me han llamado la atención; así que aquí teneís futuras lecturas gracias a los pedidos de Helene:
-El diario de Samuel Pepys
-Ensayos de Elia de Charles Lamb
-El lector común de Virginia Woolf
-The diary of a provincial Lady de E.M Delafield

God save books...and the Queen of course :)

miércoles, 30 de enero de 2013

Imm I



Desde primera hora de la mañana no para de llover.  Una lluvia densa y continua que hace brillar el mar de tejados de pizarra que se pierde en la lejanía. Menos mal que he tenido sorpresa en el buzón y el día parece haberse vuelto menos gris en un instante. He aquí los recién llegados:



La Chambre des dames de Jeanne Bourin, es un libro que ya nombré hace poquito y que pronto reseñaré. Encontré esta edición en un bouquiniste de la Rive Gauche por tan sólo cuatro euros y esta siendo una relectura deliciosa.

Posesión de A.S Byatt, esta en mi lista de deseos desde hace mucho tiempo, el problema era que no conseguía dar con él! Ahora por fin he conseguido una edición de Anagrama en tapa dura y no veo el momento de empezarlo. Parte de la trama se desarrolla en la Inglaterra victoriana, así que no digo nada más :)

El diario de Samuel Pepys ha llegado a mi gracias a Helene (84, Charing Cross Road). En este diario escrito por Pepys entre 1660 y 1669, encontramos una descripción única de la vida en el Londres del siglo XVII. Espero que Helene no me defraude con sus "recomendaciones" porque tengo apuntados unos cuantos!

El gran día de la Señorita Pettigrew de Winifred Watson es un libro rescatado por la maravillosa editorial Persephone Books. Desde que recibí su catálogo no podía decidirme a que libro pedir primero. Pero cuando trasteando descubrí que este libro estaba editado en castellano no me lo pensé ni un momento! La señorita Pettigrew, nuestra protagonista, es una solterona pobre y solitaria. Un día vivirá por casualidad las veinticuatro horas más inolvidables de su existencia y su vida ya nunca será la misma. (Deseando estoy saber que le ocurrirá a esta buena mujer)

Y por último, el librote que veis detrás, Le Louvre toutes les peintures, es una preciosidad y me moría de ganas de tenerlo desde que lo vi en la sección de Beaux Livres (Libros bellos) en la revista Lire del mes de Diciembre. En este gran volumen (que pesa un quintal) aparecen toodos los libros del museo, agrupados por escuelas pictóricas y comentados por el conservador en jefe del Louvre. El amor por los libros no conoce rival, pero el arte llega un pelín detrás así que millones de gracias Jean-Yves!

Como pequeña muestra os enseño uno de los cuadros que me encantan por su sencillez, por la calidez que transmite. El cuadro de Greuze titulado La cruche cassée (El cántaro roto) tiene en el libro el siguiente comentario que nos ayuda a comprender el significado de la obra 

"la joven que parece apenada por haber roto el cántaro que tiene en un brazo se lamenta en realidad por la pérdida de su virginidad y la deshonra que esto acarreará. El cántaro simboliza el sexo femenino y la tristeza de la chica suscita la compasión. Su ropa blanca, símbolo de su virginidad, está en desorden dejando ver su pecho izquierdo. Las rosas estrechadas contra su vientre y que apenas puede contener en su delantal, son la alusión última a su desfloramiento" 
Que preciosa forma de plasmar ese momento!

Buenas lecturas a tod@s y a ver si mañana sale el sol de una vez!

martes, 29 de enero de 2013

Thérèse Raquin, mi primer Zola.



Galerie Colbert
París cuenta con unos lugares secretos que muchas veces pasan desapercibidos a los ojos de los turistas. Son los llamados passages couverts o galeries. El pasaje era una vía reservada a los peatones  que comunicaba dos calles importantes; este permitía a los paseantes ir de una calle a  otra sin tener que dar un gran rodeo y evitar el bullicio de las calles parisinas. En su gran mayoría estaban cubiertos por una cristalera y los comerciantes aprovecharon para instalar sus tiendas a cada uno de sus lados. Una verdadera hilera de comercios y cafeterías aguardaban al paseante y servían de refugio para los días de ocio lluviosos. Viendo las fotografías podemos hacernos una idea de las escenas que podían tener lugar en aquellos lugares: tardes de compras familiares,  encuentros galantes o  paseos de domingo luciendo sus mejores galas.

 Passage du Pont-Neuf donde esta la mercería Raquin
Sin embargo existió otro pasaje, hoy desaparecido, que inspiró a un joven autor una oscura y terrible historia. Ese autor que empezaba a abrirse camino en el concurrido mundo literario parisino era Emile Zola y su novela, publicada en 1867, llevaba por título Thérèse Raquin.

Tenía (y tengo) una larga lista de obras de Zola por leer todas ellas pertenecientes a la saga de los Rougon-Macquart (Nana, Pot-bouille y El paraíso de las Damas me tentaban un montón y me iba a saltar por la torera el orden de la saga); pero hace unos días cogí en la librería Thérèse Raquin y al leer en su introducción que la novela había sido "alabada" en su tiempo como: "un charco de barro y de sangre", "una literatura pútrida y nauseabunda" pues como que no pude ceder a la tentación de juzgar por mi misma!

Thérèse y Laurent en la buhardilla

La novela cuenta la historia de Thérèse Raquin, una joven huérfana de provincias acogida por su tía. Sóla en el mundo, su tía decide casarla con su único hijo, un joven enfermizo casi deforme, a pesar de  que ninguno de los contrayentes siente la menor atracción el uno por el otro. Una vez celebrado el matrimonio la familia se traslada a París para montar un negocio. Ante todos esos cambios Thérèse permanece sumisa haciendo creer a todos los que la rodean que posee un carácter introvertido y tranquilo. Los días se suceden sin sobresaltos en el oscuro y húmedo Passage du Pont-Neuf, donde esta situado el negocio familiar. Thérèse sumida en su habitual mutismo, Camille su marido, satisfecho con la monotonía de la rutina y su tía feliz de ver bajo su seguro techo a sus seres mas queridos. Todo cambia cuando Camille trae a casa a un amigo Laurent, un joven viril, atractivo y de fuerte carácter que cambiará el destino de todos ellos. Desde el primer encuentro Thérèse y Laurent sienten una pasión debastadora el uno por el otro que terminará convirtiéndoles en amantes. Pronto los encuentros fortuitos no serán suficientes y solo un obstáculo se interpondrá en su felicidad, Camille, el marido de Therese.
Hasta donde estarán dispuestos entonces a llegar los amantes para conseguir su objetivo?

Zola narra en este novela los límites que pueden ser franqueados ante una pasión descontrolada; describe como cegados por los instintos más animales las personas pueden cometer los peores crímenes. Pero también muestra el momento en el que todo bascula y es la culpa la que coge las riendas. ?puede el remordimiento del culpable dejarle llevar una existencia normal?

Este momento...que susto!
Creo que el tema central de la historia, el adulterio y sus consecuencias, no fue el detonante de las malas críticas que recibió Thérèse Raquin, sino la crudeza con la que Zola escribe su historia. Las escenas de pasión y de violencia son descritas sin ningún tapujo, sobre todo estas últimas. Las descripciones de la Morgue de París (lugar donde son expuestos al público los cadáveres de todos los fallecidos de la capital y que constituía un verdadero espectáculo y lugar de excursión para todas las clases sociales) son espeluznantes. Ay Emile por favor, que me has hecho pasar unos momentos de miedillo que no me esperaba!

La historia se lee con verdadero deleite en su primera parte pero después todo pierde fuerza y no me ha gustado la forma en la que se retoma la historia después del punto álgido de la novela; es que no entiendo la reacción de los personajes. Solo apunto esta frase que le escribió un amigo a Zola cuando este le pregunto que le había parecido (y que va en la dirección por la que no me ha gustado la novela):  
"Une passion, une fois déchaînée, ne s'éteint point, ne se coupe point brusquement par le remords, comme la fiévre par la quinine, avant de s'être assouvie." *

No puedo dar más detalles por si alguien se anima a leerla y le fastidio yo el asunto. 

A pesar de todo la recomiendo por una magistral primera parte y porque es una buena manera de adentrarte en el universo que Zola te tiene deparado: realismo, crudeza y descripciones, muuuchas descripciones! Así que la próxima vez que hable de él será para adentrarme en su gran saga; estoy segura de que no me defraudará :)

* "Una pasión, una vez desencadenada, no se extingue súbitamente, no se frena bruscamente por el remordimiento, como ocurre con la fiebre y la quinina, antes de haber sido satisfecha"


lunes, 28 de enero de 2013

Reto seamos realistas



Tachán...!Me he apuntado a mi primer reto! Ay que ilusión formar parte de este universo de lecturas, reseñas y recomendaciones. Si todos los retos de la vida fueran de estas características no me importaría a mi ir con la espada al cinto todo el día (en este caso con el libro al cinto, menos mal). 

Niños de la calle paseando por el Sena
En cuanto he visto el reto que ha propuesto Carmen he pensado que estaba hecho para mí! Como ya avisé me encanta el siglo XIX y en la literatura no hay corriente literaria más apropiada para adentrarse en él, que el realismo. Gracias a la novela realista nos trasladamos al bullicio del Londres victoriano, al París del Segundo Imperio, al Moscú de los zares o al castizo Madrid de las tertulias y las verbenas populares. Seremos testigos de la opulencia en la que vivían las clases mas pudientes y la miseria de las mas desfavorecidas. Muchas veces en las novelas realistas las dos esferas de la sociedad vivirán en paralelo, sin cruzar sus caminos, pero cuando esto suceda, los escritores realistas nos ofrecerán historias absorventes, de enfrentamientos, de compasión, de odio o a veces de amor. 
Un mismo escenario, dos destinos bien distintos

Así que me embarco en este viaje por la Europa realista! Iré anotando en este post todas las novelas que vaya leyendo relacionadas con el reto y despues le dedicaré un poquito más de tiempo en posts individuales.


My friends Dickens, Hardy and Eliot, mes amis Flaubert et Zola, compañeros Galdós, Clarín y Bazán en marcha!

Lista de lecturas:
- Thérèse Raquin, de Emile Zola
- La corte de Carlos IV, de Benito Pérez Galdós

viernes, 25 de enero de 2013

Lecturas del metro


Ahora que vivo en una ciudad con metro me doy cuenta de que no es tan estupendo como creí en otros tiempos. Cuando vivía en Alicante me imaginabaa mi misma por Paris como una chica de la gran ciudad, que controlaba todas las líneas del suburbano, moviéndose de un lado a otro, dueña de la ciudad. Pero ahora que lo cojo a diario, pues como que ha perdido un poco el encanto. Ay que me empujan, ay que me chafan las puertas (en serio tengo pesadillas y todo de que un día se me quede atrapada una mano o una pierna en las puertas). 


Pero si hay algo que me gusta del metro es que es un verdadero barómetro de lecturas. Si si, o al menos en el metro parisino; porque aquí la gente lee y bastante! El metro ha inspirado incluso en libro Métronome, l'histoire de France au rythme du métro parisien donde el autor repasa la historia de Francia utilizando como punto de partida las distintas paradas del metro (no me ha llamado a mi mucho la atención, pero bueno está original la idea). A mi lo que me gusta es ojear las portadas de los viajeros para ver que están leyendo. En su mayoría son ediciones de bolsillo, bastante lógico cuando tienes que cargarlo en el bolso junto al resto del kit de supervivencia en la gran ciudad. Entre los autores que más he visto repetirse (en mis arriesgadas investigaciones), aparecen algunos anglosajones como Mary Higgins Clark o Ken Follet, pero sobre todo autores franceses (ah la patrie!), Delphine de Vigan, Marc Levy, Amelie Nothomb...Vamos que muchas veces me encuentro con autores bastante conocidos por un gran público.

Pero de vez en cuando lees el nombre de un autor desconocido, y si tengo suerte y me acuerdo, lo busco enseguida al llegar a casa para ver si puede ser un nuevo nombre en la lista de libros pendientes. Así descubrí un libro que me ha gustado muchísimo y del que hablaré prontito por aquí, La Chambre des dames. Esta mañana sin embargo, ha sido otro el descubrimiento impactante. Sentado en frente mía, al subir en la estación de Saint Lazare, había un chico de no más de catorce o quince años; cuando el tren se ha puesto en marcha ha sacado su libro de la cartera y yo claro, no he podido dejar la oportunidad de cotillear. El chaval se ha puesto a leer Las ensoñaciones del paseante solitario de Rousseau.
Yo me he quedado mirándolo anonadada y me he dicho a mi misma: "Si hay jóvenes que leen obras de tales características, no todo esta perdido hija mía".

Norte y Sur


Me prometo a mi misma (y a mi tarjeta de crédito) que no volveré a hacerlo. No caerás en la tentación, no caerás... y entonces voy y lo hago. Vuelvo a visitar el catálogo de la editorial Alba y con cada una de las reseñas que leo, las ansias de hacerme con uno nuevo de sus tomos se apoderan de mi. Hace unos cuantos días por fin conseguí el ejemplar que desde hace tanto tiempo quería tener, Norte y Sur de Elizabeth Gaskell.


"A través de la historia de Margaret Hale, una joven del sur de Inglaterra que por circunstancias familiares se ve obligada a trasladarse al norte, Elizabeth Gaskell plasma los conflictos sociales y políticos derivados de la revolución industrial en la Inglaterra de mediados del siglo XIX. Para la heroína, el sur donde ha nacido simboliza el idilio rural; frente a él, el norte es sucio, rudo y violento"
                                                                                                                                                                                    


Han sido exactamente cuatro días de lectura feliz; bueno sería más acertado decir de lectura exquisita. Dos cosas deben quedar claras antes de continuar, primera que mi obsesión por el siglo XIX no tiene límites y segunda que tengo que verme un posible problema de anglofilia aguda. Así pues, como podéis ver por la sinopsis, Norte y Sur reunía todos los requisitos para gustarme.

E. Gaskell, gracias por habernos regalado historias como esta!
Si hay algo que adoro en la novela del siglo XIX, y en la inglesa en particular, es ese esmero por una historia pausada, por cuidar cada una de las descripciones, algunas largas pero otras tan cortas e incisivas que tienen una efectividad pasmosa. La destreza con la que Gaskell nos presenta a los personajes nos hace quererlos o al menos sentirlos cercanos desde el primer momento. Y es que gracias a las descripciones, pero sobre todo a los pensamientos íntimos que va desvelando la narradora conocemos la psicología de cada personaje y empatizamos con ellos de inmediato.   

Y es que Norte y Sur es una historia de ideas preconcebidas, a veces dichas en voz alta y otras calladas bajo el velo de la cortesía; de esos prejuicios que muchas veces albergamos sobre lo desconocido. En esta novela el antagonismo recae entre la dureza del Norte de Inglaterra, en plena transformación bajo la Revolución industrial y un sur campestre, anclado en las viejas tradiciones y donde los lentos ciclos agrícolas marcan la vida de sus habitantes. Thornton, el protagonista norteño y Margaret la chica sureña encarnaran este antagonismo.

Cottonopolis, el aspecto que podría presentar Milton
Thornton reune en su persona todos los valores pero también los defectos del Norte. Trabajador y emprendedor hombre de negocios, tiene el carácter del mismo granito de las piedras de Milton. Para él, el éxito en los negocios es el mayor reconocimiento que puede alcanzar un hombre que merezca llamarse como tal. Con esfuerzo y buen comportamiento cualquier hombre puede tener su recompensa en el Norte y así Thornton no siente ningún lastima por las personas que se ven abocadas a la pobreza. A su parecer es la imprevisión  y la pereza de los hombres lo que forja su propia condena. Por eso, cuando las gentes del sur atacan su dura posición, Thornton no puede comprender como es posible que se enorgullezcan del inmovilismo del sur y de la inutilidad de un estilo de vida contemplativo.


Helstone y su idílico paisaje
Margaret es una de esas defensoras del estilo de vida sureño. Cálida, educada tanto en las buenas maneras de la sociedad victoriana como en una sólida cultura clásica y literaria, no es una frívola jovencita, sino una joven reflexiva y observadora. Cuando las circunstancias la lleven al Norte, los recuerdos de las bondades del campo le llevaran a preguntarse como es posible que Thornton y todos esos industriales no se fijen en la violencia y la miseria de un mundo deshumanizado; un mundo donde los hombres y mujeres son tratados como las mismas maquinas que rugen en la ciudad. A través de su amistad con los Higgins compartirá su dura lucha por la supervivencia y defenderá sus intereses ante Thornton.  


Hombres, mujeres y niños día tras día en un infierno blanco
Sin embargo, cuando estas dos formas de ver la vida entren en contacto, el choque inicial, dará posteriormente la oportunidad a los protagonistas de darse cuenta de  que los prejuicios, albergan una parte de verdad, pero también muchos otros aspectos falseados por los propios sentimientos.  Enamorándose de Margaret, Thornton no solo abrirá su corazón por primera vez, sino que aprenderá escuchándola, observándola, que otra forma de hacer las cosas es posible, que finalmente obreros y patronos no tienen porque enfrentarse si no comprenderse mutuamente. Cada embite de Margaret será una llamada de atención para Thornton que esperará  convertirse en ese hombre que pueda llegar a merecerla. 

Margaret con el coral que lleva en la cena de Thornton
Y es que si hay un personaje protagonista en esta historia, sin duda es Margaret. (Incluso la propia Elizabeth Gaskell quiso intitular con su nombre la novela pero Dickens la disuadió.)  Las duras pruebas que atravesará en Milton la harán crecer como persona y como mujer. A través de los pensamientos de Margaret vemos como se va forjando el carácter de una mujer que es capaz de observar el mundo que la rodea y que toma parte activa para enfrentarlo y mejorarlo. Entre el humo de las fabricas, Margaret no solo verá la miseria y la muerte, sino que descubrirá la amistad sin intereses, el sentido del verdadero hogar, y el amor sincero de un hombre; en definitiva las cosas que realmente importan en la vida.  Y es que si la novela termina con el retorno de Margaret al Sur no es casualidad; sintiéndose como una extraña entre los salones aristocráticos de su tía  y el mundo vano y superficial de su prima Edith y de Henry Lennox, Margaret se da cuenta de que el sur idealizado que ella añoraba ya no existe. En su lugar se perfila una realidad que ella elegirá libremente; Milton, el lugar donde se abre paso la verdadera vida y las esperanzas y dramas que acarrea, y  Thornton  el hombre que supo quererla desde el principio por todo lo que ella era.

En definitiva una novela preciosa, de esas que cierras con una sonrisa en los labios y que merecen ser  leídas una y otra vez. Como no podía ser menos me encantó la adaptación de la BBC (Ay, ese Richard Armitage diciendo: "Mírame, mírame...") pero sin dudarlo me quedo con el final de la novela:
Flores en el bolsillo de Thornton

"Cuidado. Si no dice nada, la reclamaré como propia de algún modo presuntuoso y extraño. Si quiere que me marche dígamelo ahora mismo. !Margaret!"  



jueves, 24 de enero de 2013

La mejor medicina

Recuerdo perfectamente esos días, cuando era pequeña, en los que por algún resfriado tenía que quedarme en la cama. Bajo las sabanas, abrigada y segura gracias a los cuidados de mi madre, me entregaba a un placer que se incubó en aquellos días y que jamás he abandonado, el placer de abrir un libro y entregarme a la lectura.
Yo no necesité de mucha persuasión para convertirme en ávida lectora. Mis padres supieron guiarme con buen ojo en aquellas primeras lecturas y, muy pronto, supe elegir por mi cuenta las historias que más podían gustarme.
Hoy sigo devorando libros nuevos, confeccionando listas de los que tengo pendientes y releyendo aquellos que se han convertido en compañeros de camino. Solo puedo dar las gracias a aquel día en que mi padres me inculcaron el amor por la lectura, y es que cuando uno se ha perdido, completa e irrevocablemente, entre las páginas de una buena historia, estará atado de por vida a seguir pasándolas. 



(Me encantan estas escenas de la Princesa prometida en las que el abuelito consigue atrapar a su nieto en el cuento. Con lo decepcionado que está al principio el chiquito al ver que le ha regalado un libro.)

Bueno pues empiezo a compartir con vosotros los libros que vayan cayendo en mis manos, espero que sean muchos y que podais dar con algún tesoro  que aún no hayais descubierto.